24 de noviembre de 2005

...y te lo grito estés donde estés.


...y sé que mi sed sólo se sacia con tu agua
y que nadie podrá darme de beber
ni amor, ni sexo, ni rama florida
sin que yo le odie por querer parecérsete
y no quiero saber nada de otras voces
aunque me duela querer ternura
y conversación larga y entendida entre dos
porque sólo vos tenés el cifrado secreto
de la clave de mis palabras
y sólo vos pareces tener
el sol, la luna, el universo de mis alegrías
y por eso quisiera odiarte como no lo logro,
como sé que no lo haré
porque me hechizaste con tu mochila de hierbas
y nostalgias y chispa encendida
y largos silencios
y me tenés presa de tus manos mercuriales
y yo me desato en Venus con tormentas de hojarasca
y ramas largas y mojadas como el agua de las cañadas
y el ozono de la tierra que siente venir la lluvia
y sabe que ya no hay nubes,
ni evaporización,
ni ríos,
que el mundo se secó
y que no volverá jamás a llover,
ni habrá ya nieve o frío o paraíso
donde pájaro alguno pueda romper
el silencio del llanto.

G.Belli.

3 comentarios:

Elena Martín dijo...

Siempre vuelve a llover...aunque a veces no queramos sentir la lluvia, o no podemos sentirla...pero siempre habrá palabras, gestos, silencios y besos nuevos...que empapen nuestras vidas...
Saludos ;)

Indiana Blog dijo...

Y yo grito con ella y contigo Ardiel. Por que yo he probado este amor, por que también siento este amor como "gato panza arriba"

Anónimo dijo...

La parte final es bellisima y desoladora. Aún así estoy con Seleka, siempre vuelve a llover si estamos dispuestos a dejarnos mojar. A cántaros.